viernes, 1 de abril de 2011


Mmmmmm, qué ricas las bolitas y qué asquerosamente duras...Cada vez que pasaba por delante de una de esas maquinas me preguntaba cuántos lustros tendrían aquellas bolas, la de cosas que habrían visto a pie de acera, inertes, a través de una ventana deslucida y sin decir nada, esperando la suerte de que algún extraño niño accionase el tosco y duro...durísimo mecanismo...